HABLEMOS DE IGUALDAD

¿Qué es la igualdad? Si buscamos el significado de igualdad en la RAE nos encontraremos con 4 acepciones, la tercera de ellas trae a colación el matiz que deseo darle al presente artículo y la define de la siguiente manera: Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones.

Entonces, entendemos por igualdad como aquel principio que nos otorga de manera equitativa, a todas las personas, unos mismos derechos y obligaciones. Entre los derechos que nos corresponden, encontramos: derecho a ser libres, iguales en dignidad, el derecho a la vida, a la libertad y seguridad, derecho al trabajo con condiciones equitativas, derecho al descanso, derecho a la seguridad social, derecho a gozar de un nivel de vida adecuado, derecho a la educación, etc…

Pese a que estos derechos se encuentran reconocidos en la carta magna de todos los países y en la Declaración Universal de Derecho Humanos, no todo el mundo los posee realmente. Desde países en vías de desarrollo donde derechos como la vida, seguridad, nivel de vida adecuado y educación, entre otros, son impensables; los países del primer mundo aún se encuentran luchando contra la discriminación por raza, color de piel, religión o sexo. Esto nos indica que pese a tener una base legal que los sustenta y avala, estos derechos siguen siendo incumplidos, generando injusticias y desigualdades.  

Pero ¿Cómo luchar contra la desigualdad?

Pues bien, bajo mi consideración existe un conjunto de factores que deben alinearse para poder llegar a la tan anhelada igualdad y el primer escalón para lograrla es la educación. La educación no solo nos provee de conocimientos, también enriquece nuestra cultura y espíritu, y lo más importante, contribuye a nuestro desarrollo y crecimiento, lo cual influye directamente en el progreso y avance de nuestras sociedades, debilitando cualquier tipo de desigualdad existente, así lo demuestran estudios de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el cual indica que un año de escolaridad incrementa el PIB per cápita de un país entre un 4% y 7%.

En sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, las Naciones Unidas señalaron que durante el 2018 existían aproximadamente 260 millones de niños y niñas no escolarizados alrededor del mundo, lo cual ralentiza y frena la movilidad socioeconómica de los países y esta resulta clave para salir de la pobreza.

También resulta evidente que nuestra sociedad se encuentra en un cambio continuo y de innovaciones tecnológicas constantes, lo cual como jóvenes nos genera incertidumbres que no seriamos capaces de afrontar sin la formación que hemos recibido a lo largo de nuestra vida y que ha permitido que nuestro pensamiento crítico evolucione y que tengamos la mente abierta a todos los cambios que se van produciendo a nuestro alrededor, así como a adaptarnos a nuevos entornos.

Pero la importancia de la educación no es un tema nuevo, países como Finlandia vienen reforzando sus políticas de educación desde los años 70, logrando una transformación que llegó 30 años más tarde, cuando Finlandia logró pasar de tener un sistema educativo ineficaz a encabezar los rankings mundiales en desempeño educacional, generando mayor igualdad de oportunidades y el crecimiento económico del país, llegando a ser considerado uno de los países más felices del mundo según la ONU. ¿El secreto? Educación gratuita, equitativa y de calidad para todos, sin importar su nivel socio económico.

Como ya hemos visto, si bien las políticas para mejorar la educación resultan fundamentales en nuestro camino hacia la igualdad, no debemos olvidarnos de la educación en valores que nace en nuestros círculos cercanos y familiares, de donde debe provenir el empoderamiento que tanto mujeres como hombres necesitamos aplicar en nuestra vida diaria y darnos la capacidad de reaccionar ante las injusticias, así como a respetar nuestro entorno y a quienes forman pate de él.  Asimismo, todo esto debe ir acompañado de un conjunto de políticas sociales capaces de crear un estado de bienestar social, igualitario y que promueva la inclusión. Tampoco debemos olvidar que al fin y al cambio la educación no es el objetivo, sino el camino hacia una sociedad libre e igual.

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” – Nelson Mandela

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